Fumar une

La prohibición de fumar en sitios grandes está convirtiendo a los bares de medio tamaño y pubs en lugares de culto a la nicotina. Va uno a tomarse una copa y tiene que atravesar una niebla tipo Londres para llegar hasta la camarera. El otro día, por ejemplo, en Siddharta (Dos Hermanas), se podía apreciar como el local tenía un ambiente bastante bueno, como siempre, en el que los fumadores brillaban con luz propia. Y a algunas parejitas se ve que les sienta genial, porque a la intimidad propia de estos bares así más coquetos, se le añade el que uno no ve un pijo (o un cani, que no quiero suspicacias) por culpa del humo y así es más fácil besuquearse impunemente sin sentir tanto corte. Eso debió pensar el “petaíto” (ya sabéis, mucho gim, mucha gomina, mucha marca del mercaíllo de Alcosa y los brazos en jarra entumecidos) mientras se rozaba con una chica que, honestamente, creo que no era capaz de verle la cara por culpa del humo. Hombre, mirándolo así, el “jumerío” une. Estás en un bar, te enciendes un cigarro y ya estás viviendo peligrosamente. Miras a tus colegas fumetas con complacencia y te falta guiñarles el ojo para decirles “Sí, soy uno de los tuyos”. Es lo que tienen los vicios y, además, está uno como esperando a que entre un “no fumador” y te diga eso de “Perdona, ¿te importaría echar el humo para otro lado?” para coger y contestarle “aaaahhhh, se sieeeenteee, ¿no has leído el cartél de la puerta en el que dice cláaaaaramente: AQUÍ SE PUEDE FUMAR? Pues ya sabes…”. Yo ya no fumo salvo en fiestas de guardar, fines de semana, ferias, bodas y comuniones, y lo dejé sin esfuerzos. Me parece una chorrada lo de los parches. Dejarlo es fácil: échate una novia (o novio) que te prohíba eso que tú y yo sabemos si fumas. Y punto. Tendrás un tic nervioso al principio, chicles, pipas, regaliz…pero pillarás…Y siempre te queda el cigarrito de después de camino a casa. A mí me funcionó.

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