Conocimos en Amnesia a un dentista y a un farmecéutico mallorquines. No me acuerdo de sus nombres porque a esas horas los efectos del botellón a las puertas de la discoteca (supuestamente prohibido, claro está…) ya me había llevado a pensar en la fiesta «People from Ibiza», a la que nos disponíamos a entrar en breve.
Por allí pasó una chica catalana, muy mona, monísima, ¡coño! Buenísima del ‘verbo’ «¡ojú miarma quién te pillara!»…pero tonta hasta decir ¡basta! Me dijo que no hablaba en español, sólo en catalán «porque no sabía hablar bien el castellano y la otra era su lengua». «La lengua te la ponía yo a ti…», soltó un chico que había detrás mía y que, previamente, se había autopresentado como «yo soy el que te lo vende todo…». Es evidente que no se refería a cosas legales. Para arreglarlo, el bombón antipático me preguntó sobre si era cierto eso de que «todos los andaluces son unos vagos»… Cerda tópica.
Entramos en la discoteca a eso de las 3 de la mañana con los deberes cumplidos. No debemos olvidar que la copa está a 13 euros, así que el botellón allí es de obligado cumplimiento (debería ser por Ley). La joven Mir se enrolló fugazmente (no más de 20 segundos) con un chico así melenudo, con cara de indio y de estar más caliente que la pipa de un ídem. «Tío es que esto es Ibiza», soltó. Mientras tanto Guachi y Reme se limitaban a disfrutar con un chorro de hielo vaporizado (sí, habéis leído bien) que echaban en la pista de baile para provocar la desorientación del personal que, durante segundos, no podía ver nada…Sin chorro, tampoco.
Un payaso (de los de verdad), salió colgado del techo y empezó a arrojar regalos a los que estábamos allí. Trinqué un gorro rojo que me acompañó hasta las 8 de la mañana, momento en el que me subí al podio central para bailar el «Pump up the Jam» de Technotronic pinchado por Paul Oakenfold. Impresionante. La semana que viene, Pachá.
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