Ibiza (I)

«Heterosexuale de mierrrrda…Marricooonna de mierrrda…Lesbiaanna de mierrdaaa…Soy la Troya Asesina y esta fiesta es para todoss vosotross, hijos de putaaaa. Estáis en la mejorrr isla del mundooo». Discoteca Amnesia, Ibiza, 3 de agosto. Fiesta de «La Troya Asesina», un travesti que va acompañado de fornidos bailarines vestidos de poli cuya porra más útil no va atada al cinturón según intuyeron mis acompañantes femeninas. 37 euros la entrada sin consumición. Unos 7.000 jóvenes entre salvajes y personas botan medio anestesiados para deleite del Conde y tres amigas. «Niño, esto es una puta pasada», repetía la joven Mir insistentemente mientras un chaval bailaba con una serpiente de plástico al cuello y se besaba simultaneamente con dos chicas a las que acababa de conocer. Estarían jugando al «Conejo de la suerte», pero en versión +18. Sodoma y Gomorra hecho discoteca. La música es sencillamente impresionante. No busquéis en Sevilla nada que suene, ni muy de lejos, como Amnesia. Allí trabajan más de 200 personas, un cubata cuesta 13 euros y una botella de agua 12. ¿Qué te beberías? Pues claro, para el H2O siempre hay tiempo… si no eres uno de los cientos de chicos drogados con «cristal», cocaína o «tripis». Yo seguí fiel a mi Johnnie Walker (algo que me costó un pastón, por cierto…) y a acostarme cuando el cuerpo me lo pedía, pero nunca antes de las 8 de la mañana. ¿Que si recomiendo visitar esa discoteca? Hombre, ir allí sin el cerebro amueblado es una locura. Sin embargo, si lo tienes todo claro en la vida y sólo quieres desconectar, ver cosas nuevas y sentirte libre, no lo dudes porque te asombrará. Ibiza impresiona. En otro orden de cosas, besos canallas desde aquí a Elena, Marivi y Cristina, camareras de «Hotel Music», una discoteca nueva que han abierto al lado de la Doomm Disco en la que, según me cuentan, suena un «house» muy bueno. Las terrazas van cerrando así que, todos al Hotel…

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